La gran mayoría de nosotros hemos pasado buenos ratos montados en el tiovivo en las fiestas, deseando que el caballo en el que estábamos montados no dejara de girar. Y, ¿quién no recuerda en la película “Mary Poppins” la escena en la los caballos que montan la niñera, el deshollinador y los niños, salen del tiovivo y empiezan a galopar por campo a través y terminan en una carrera de caballos?
La primera referencia de la existencia de los tiovivos o carruseles es un bajo relieve del Imperio de Bizancio fechado hacia el año 500 d.c. En él se muestra un grupo de personas dentro de cestas suspendidas de un poste central. Este dispositivo puede considerarse como un mecanismo para el entrenamiento de la caballería; reforzando la preparación de los jinetes en la batalla al atacar con espadas de madrea a muñecos que representaban al enemigo. Los cruzados llevaron esta idea a los señores y reyes de Europa, donde se mantuvo en secreto dentro de los castillos y no eran mostrados al público en general.
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